PERDERSE PARA ENCONTRARSE

 

A veces ese algo intangible que dirige y gobierna la vida, nuestra vida, la de cada uno y una de nosotros, nosotras, hace que te pierdas en medio de un sunami existencial con la única finalidad de que vuelvas a encontrarte y recuperes el control de vuelta al camino que por destino te pertenece

Quizás en este momento seas una de esas personas, como tantas hoy en día, que no encuentra su lugar y no solo eso, si no que en ese "no encontrar su lugar", lo único que emergen son problemas, contradicciones, personas con ganas de restar en vez de sumar, y vas perdiendo fuerza y visión inteligente. Te atrapan las dudas y te atrapas, sin más, en un bucle donde crees no encontrar salida. 

Sin embargo, debes saber que como sistema vivo que forma parte de algo más grande, la forma de crecer, de no destruirse ante el caos, es precisamente a través del caos. Porque es ahí donde la vida te pone a prueba. Es un potente mensaje donde te dice: ¿Qué vas a hacer? ¿Hundirte o salvarte?

En el momento en el que crees que no tienes salida aparece aparece una salida. Una oportunidad para la lucidez, la valentía y el coraje. El dejar ir, el dejar marchar, la toma de conciencia y por supuesto el rendirse ante la lucha. 

Si te caes al río no intentes vencer a la corriente, solo déjate llevar como una hoja, sin más, déjate ir y confía, aunque no lo entiendas. Porque ante una fuerza mayor, lo mejor es fluir. Si te resistes, te ahogas. Si te dejas llevar esa misma corriente que te arrastra te llevará a un lugar mejor; la orilla, el mar, un tronco a la deriva con forma de tabla de salvación. 

El caos significa oportunidad, crecimiento, sabiduría. El dolor es el indicador de que hay algo que debes hacer y no estás haciendo. Cambiar un hábito, dejar una relación tóxica, un trabajo, amistades negativas, engaños, estafas, un trabajo, un lugar...

Sentirse atrapado, atrapada, es la puerta para la liberación. Y liberarse significa aligerar equipaje. Por mucho que duela, por mucho que asuste. Se trata de sacar de la mochila todo aquello que nos limite, nos pese, nos divida, nos distorsione, nos haga dudar, nos haga infelices. Porque al igual que la corriente de un río va inexorablemente hacia su desembocadura, un lago o el mar, disminuyendo su velocidad a medida que se acerca para fundirse con el todo; la vida también te llevará al lugar que te corresponde. Al lugar al que perteneces. Ese territorio definido por tus creencias, valores, tus actos, y tu conciencia. Tu mapa moral. Y es ahí a donde debes acudir cuando te arrase un sunami, la desesperanza o el caos. 

Esa es la cima en la que estarás a salvo: tu "yo soy" en un cielo despejado, sin utilizar las gafas de otros o de otras para ver el mundo de forma distorsionada. Esta historia la cuentas tú y esa voz que siempre escucha tus susurros: el destino. 


Así que susúrral(t)e bonitas palabras y confía 




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