POR QUÉ NOS CUESTA PASAR PÁGINA: UNA BREVE REFLEXIÓN
Quiero hacer
una breve reflexión tocando de puntillas un tema que afecta a miles de personas
dejándolas estancadas en el pasado
La vida es un
libro que vamos escribiendo a dos manos con el destino, capítulo a capítulo.
Sin embargo, en ocasiones nos quedamos atrapados en modo bucle en uno de esos
capítulos del cual nos cuesta salir, cuando la vida grita
tozuda ¡Pasa página!
Y ahí estamos:
en el limbo
Un lugar
agotado, atrapados entre dos fuerzas opuestas cada una tirando hacia un lado
diferente
Lo que
deseamos que sea y lo que es realmente
La dificultad
para pasar esa maldita página tiene que ver con la no aceptación de una
pérdida o un cambio vital
Jubilarnos de
nuestra vocación o la salida forzosa de una relación porque no es un buen
lugar son solo ejemplos del porqué a veces nos cuesta comenzar a escribir un
nuevo capítulo de nuestra vida
Tiene que ver
con la obligación de reinventarnos con otra narrativa reajustando los
sentimientos de mala gana sin realmente desear hacerlo
Y no lo
queremos hacer porque sabemos que o quien no va a estar en ese
próximo capítulo y eso claro que puede doler y mucho. Dejamos
atrás una parte que nos definía y daba significado a nuestra identidad o a algo o a alguien a quien queríamos
Por eso algunas
personas se quedan estancadas en un mal lugar fingiendo ser felices cuando
no lo son, mirando hacia otro lado cuando deberían mirar de frente la verdad
dolorosa, pero esa verdad dolorosa forma parte de ellas y dejarla atrás es dejar
morir una parte de su interior
El miedo opera
más si se trata de una relación donde se generó un vínculo traumático de
codependencia. En ese escenario los duelos suelen ser patológicos, se enquistan a
lo largo de los años e incluso derivan en estrés post traumático
Lo que es una
evidencia es que si estás ante la necesidad de pasar página es porque se acabó
una etapa: buena o mala
Toca aceptar
Y abrir las alas a la vida para que te envuelva, te inspire, te fortalezca, te haga crecer y te motive
Ya verás como una mañana cualquiera, sin esperarlo, te levantarás con ganas de sentarte delante de una hoja en blanco para escribir: