CÓMO RECUPERAR EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD
Me encantan estas fiestas. Tengo la
sensación de que todo se siente diferente.
Los días son frenéticos. Los calendarios se llenan. Los mensajes de
confraternización se repiten. Una vez más.
Miro por la ventana y veo,
asombrada, el juego de luces que año tras año encienden los vecinos de
enfrente. Dos enormes Papá Noel bailando… y me arrancan una sonrisa.
Supongo que, al ser creyente, lo
espiritual adquiere una dimensión mayor y por eso aparece esa sensación de
alegría interna.
Pero no es así para todo el mundo.
Ni tampoco todos los años lo fue para mí.
Porque la Navidad amplifica las
ausencias.
La psicología contemporánea señala
que los rituales compartidos —celebrados en más de 160 países del mundo—
ayudan a crear sentido de pertenencia, pero pueden generar estrés
cuando no encajan con nuestra realidad interna.
Precisamente por eso, porque es un
ritual colectivo, en ocasiones emerge con más fuerza lo que cada uno lleva
dentro. Se sabe que las fechas simbólicas no crean
emociones nuevas, pero intensifican las que ya existen.
Recuperar el espíritu de la Navidad
no siempre significa volver a sentir lo de antes.
A veces significa permitirte vivir esta Navidad tal como es ahora.
Aunque a menudo la asociamos con
felicidad, la Navidad es uno de los momentos emocionales más intensos del año.
No es extraño que, en lugar de alegría, despierte tristeza, irritabilidad o
sensación de desconexión.
Y no estás solo/a en esto.
Algunas razones
frecuentes son:
• Expectativas
La idea de que “debería ser especial” genera una presión silenciosa. Cuando la
realidad no coincide con la imagen ideal, aparece la frustración.
• Pérdidas
Personas que ya no están, relaciones que cambiaron, versiones antiguas de
nosotros mismos. La Navidad es un recordatorio constante de lo que falta.
• Cansancio acumulado
Final de año, cierre de ciclos, agotamiento mental. El cuerpo y la mente llegan
saturados justo cuando “hay que celebrar”.
• Etapas vitales
No se vive igual la Navidad a los 10, que a los 50 o tras una ruptura, un duelo o un cambio profundo. Y eso también está bien.
Qué NO es el
espíritu navideño
Tal vez parte del malestar venga de
una idea equivocada de lo que “debería” ser.
El espíritu de la Navidad no es:
- Tener ganas todo el tiempo
- Estar feliz por obligación
- Sonreír para no incomodar
- Consumir más, regalar más, hacer más
La psicología emocional insiste en
algo importante: la negación de lo que sentimos aumenta el malestar.
Fingir alegría no conecta; desconecta aún más.
Recuperar el espíritu no es
forzarlo.
Es hacer espacio.
Algunas formas
sencillas de hacerlo:
• Bajar el ruido
Menos compromisos, menos pantallas, menos “tengo que”. Más pausas.
• Elegir a quién ver
No todo encuentro es obligatorio. A veces cuidarte es decir no.
• Un gesto consciente
Una llamada sincera, una vela encendida, una nota escrita a mano. No tiene que
ser grande para ser significativo.
• Un momento de silencio
La introspección también es parte de la Navidad.
• Recordar sin obligarte
Puedes recordar lo que fue, quien estuvo, sin exigirte sentir gratitud ni
alegría. El recuerdo también puede ser neutro, o incluso triste, y seguir
siendo válido.
• Crear tu propio ritual navideño
Algo solo para ti. Especial, íntimo, con significado.
Sea como sea, deseo de corazón
que este año su espíritu te envuelva en el halo de la aceptación tranquila de
lo que es, y te impulse a comenzar el nuevo año con energías renovadas y la
autenticidad de quien vive la vida con honestidad.
¡¡¡Feliz
Navidad!!!
