HÁBITOS DE LAS PERSONAS FELICES

En el post anterior hablé de los hábitos que deberíamos dejar atrás para entrar en simbiosis con nuestro bienestar interior.  Siguiendo esa línea trazada directa al santo grial de la felicidad, hoy comparto con vosotros/as alguno de los rasgos comunes de las personas felices según profusos estudios realizados durante años


1. Aprenden algo cada día

Significa tener una actitud de apertura hacia la vida y hacia todo lo que nos rodea. Ganas de mejorar, de maravillarse con algo nuevo, de comprender que no somos vegetales atados a una rutina, sino seres multidimensionales con infinidad de oportunidades a nuestro alrededor
Y ¿sabes qué? La felicidad son destellos o pulsiones de momentos cotidianos en ráfaga que pasan desapercibidos cuando tenemos una actitud rígida y cerrada ante lo que nos rodea
Tener una actitud de aprendizaje agudiza nuestros sentidos y nos ayuda a valorar esas ráfagas de felicidad

2. No presumen
Esto es, como dicen los ingleses, mind blowing (alucinante)
En la era del metaverso vivimos para presumir a través de los posts de nuestras redes sociales y me pregunto cuánto hay de real en esas vidas idílicas mostradas en una foto o en muchas
Vivimos bajo la premisa de que vales por lo que tienes y no por lo que eres
Y muchas veces nos encontramos con personas que van por ahí diciendo sin que nadie les pregunte: Es que yo soy, yo hice, yo soy capaz, yo...A esto en psicología se le llama refuerzo positivo y suele ser indicador de baja autoestima
La gente feliz, sin embargo, va contracorriente, sabe que vale por lo que es, no por lo que tiene y suelen ser personas humildes
Con esto no quiero decir que quien muestre su felicidad en una red social, no sea realmente feliz, la felicidad es un estado mental que se irradia y contamina todos los espacios

3. No hablan mal de los demás 

La gente feliz puede relatar lo que le ha pasado con otra persona, y ser el relato de hechos negativos, pero lo harán con las personas de su confianza, en el contexto adecuado, pero no se dedican a expandir rumores, a criticar a los demás de forma constante y a sacar toxicidad en forma de palabras

Ni menosprecian, ni restan valor al prójimo

Y hablan menos. Su palabra es más consciente, comedida y acertada. Ya sabemos que detrás de una persona que habla mucho suele existir rasgos narcisistas, malestar o vacío emocional o algún trastorno como la ansiedad

4. Se ríen más

Nada que añadir. La consecuencia de un estado de alegría es reírse más y sobre todo saber reírse de uno/a mismo/a 

5. Ayudan a las personas menos afortunadas

Según los estudios, al estar en una energía elevada de felicidad genuina, pueden percibir y empatizar más con las personas menos afortunadas
Ayudan en silencio, fluyendo con algo ontológico y natural de su psique

6. Ignoran las tonterías

Se pre-ocupan de lo que realmente es importante en la vida y eligen muy bien sus batallas 
No suelen entrar en luchas de ego inútiles basadas en cosas baladíes

7. Saben poner límites saludables

Por eso son más felices, porque se quieren y respetan y saben muy bien cuidar de su territorio emocional para no permitir la entrada a personas que puedan robarles su estado privilegiado de alegría, ni su autoestima, ni su valor, ni su tiempo, ni su ilusión, ni su confianza, ni su, ni su, ni su...

8. Aceptan lo que no pueden cambiar

La última fase del duelo es la aceptación, las personas más felices saben de las contingencias de la vida imposibles de controlar o cambiar, por eso eligen la aceptación como vía de liberación del arduo camino del sufrimiento

9. Ven el vaso medio lleno

Por último, lo obvio, ven la vida con una mentalidad positiva y esperando lo mejor

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