Me fascina el cuerpo humano. Es una máquina dotada de herramientas internas para mantenernos con vida y a salvo
Sin embargo, un alto porcentaje de la población mundial se ha hecho dependiente de "la pastilla" para cualquier dolencia física o emocional
El poderoso lobby farmacéutico depende de la creencia colectiva de que son necesarios los activos químicos alterados para mantenernos "saludables y felices"
Claro que los avances médicos, con los correspondientes tratamientos, salvan vidas. Pero no siempre los necesitamos para encontrarnos mejor
A veces solo necesitamos conocer el funcionamiento de nuestro cerebro, programado para mantenernos en perfecto equilibrio Y VIVOS, VIVAS
Desde hace tiempo la neurociencia ha hecho descubrimientos importantes sobre ese funcionamiento
Hoy quiero hablaros de los anclajes emocionales basados en el principio de Hebb que sostiene que si dos neuronas se disparan juntas se fortalece su conexión y puede generar una neuro conducta
Así operan los traumas. Imagina a una niña pequeña que es abusada debajo de un olivo (hablo de un caso real) y en su vida adulta desarrolla una fobia a las aceitunas, hasta el punto de sufrir ataques de ansiedad cada vez que ve una
El ancla es la aceituna que sirve de disparador del trauma con todas las emociones negativas que vivió en aquella situación
En este caso se ha fijado de forma intensa en el subconsciente y todo el sistema nervioso porque su supervivencia se vio amenazada. Así que su cerebro activa la respuesta de huida cada vez que ve una aceituna con el objetivo último de salvarla
No ocurre lo mismo cuando se trata de momentos felices ya que nuestra vida no se ve amenazada
Pero, cuántos de vosotros y vosotras habéis experimentado un súbito sentimiento de alegría al percibir, por ejemplo, un olor que evoca un recuerdo feliz del pasado
Partiendo del principio de Hebb del que os hablé antes, podéis crear anclajes corporales que sirvan de disparadores para provocar el estado emocional deseado: tranquilidad, felicidad, confianza...
Esta es la técnica:
Primero decide qué emoción quieres anclar y cómo quieres anclarla. Te recomiendo un gesto con los dedos de las manos; también puedes utilizar una canción o un olor
Busca un lugar tranquilo donde no te moleste nadie
Siéntate de forma cómoda en una silla, con la espalda recta y los pies apoyados en el suelo
Inspira de forma profunda por la nariz y espira por la boca. Repite tres veces
Ahora busca en la memoria una situación de tu pasado donde te hayas sentido así. Evoca la escena de forma lo más precisa posible y deja que surja la emoción de aquel momento
Respira en esa emoción e intensifícala. Ahora utiliza el anclaje que hayas elegido. Lo más eficaz por su sencillez es algún gesto con los dedos de la mano. Por ejemplo: juntar dedo pulgar, índice y corazón
Dile a tu cerebro que cada vez que utilices ese gesto te vas a sentir: feliz, con confianza... di la emoción elegida
Repite el proceso durante una semana hasta que se fije y quede integrado
Ahora cada vez que quieras experimentar esa sensación solo tendrás que utilizar tu anclaje
Yo, a veces, lo único que necesito es cerrar los ojos y viajar con la imaginación